jueves, 16 de junio de 2011

Justicia alimentaria, tema ineludible

 Fotografia: OXFAM
 
Jueves 16 Junio 2011 - 16:07
Una gran incertidumbre es justamente la que pesa sobre la sostenibilidad de la vida de los seres humanos y del planeta. (Artìculo de Rigoberta Menchú Tum en el diario Siglo XXI)
Para que haya seguridad y justicia alimentaria se necesitan transformaciones profundadas a causas estructurales. Las personas sensatas del planeta tenemos la convicción de que el presente y el futuro de la humanidad debe ser mejor. Las mayorías claman por un mundo más humano, más justo y más digno; sueñan con las mismas oportunidades y los derechos, para tener el privilegio y la certeza de la vida en general, tanto de las personas como de la naturaleza y de la Madre Tierra. La realidad de nuestra humanidad evidencia grandes abismos y nubarrones sobre ese futuro soñado, lo cual opaca la esperanza y obliga a dar cabida a la incertidumbre. Una gran incertidumbre es justamente la que pesa sobre la sostenibilidad de la vida de los seres humanos y del planeta.

Los abismos, a los que aquí me refiero, no son más que la existencia de las grandes desigualdades, económicas, sociales, políticas y culturales que la humanidad hoy carga sobre sus hombros, y los nubarrones tormentosos son las tendencias que el actuar humano marca en la profundización de esas desigualdades. Por supuesto que ese actuar humano es propio de aquellos poderes económicos, políticos, mundiales y locales, que con profundo egoísmo y cinismo niegan derechos individuales y colectivos y hacen de las desigualdades que ellos han provocado y siguen provocando, su mejor y más rentable negocio. He afirmado y reafirmo, una vez más, que la pobreza es una de las mejores industrias y que por lo mismo hay intereses que se han empeñado en hacer de ésta un círculo vicioso.

Expreso hoy estas reflexiones y aseveraciones, luego de dar seguimiento especial a la campaña CRECE, cuyo propósito es estar a favor de la pequeña agricultura y la justicia alimentaria inaugurada por la ONG OXFAM y de adentrarme en el informe denominado cultivar un futuro mejor. Justicia alimentaria en un mundo con recursos limitados, en el que se desnuda la gravedad de esta situación y de su tendencia, si no se demuestra capacidad de reaccionar y contribuir a revertirla, reducirla y eliminarla del escenario de las próximas décadas. Los datos que allí se presentan son contundentes; hablan por sí solos y llaman también a la indignación. Hoy, por ejemplo, el mundo produce comida para todos, pero es paradójico que a pesar de existir esa capacidad, una de cada siete personas en el planeta pase el día sin tener que comer, lo cual en números globales representa casi un mil millones de personas en esta condición. Todas y todos caracterizados de ser niños y niñas, mujeres y ancianos, que en nuestro país pueden ser nuestros vecinos.

Esta realidad es mucho más severa en 37 países del planeta y entre los que se encuentra Guatemala, que bien vale la pena abordar ese mal, en virtud de lo que representa para la humanidad y para nuestro país en particular. Actuar para una vida mejor en este espacio geográfico en el que vivimos no se puede hacer sin considerar lo relacionado con la seguridad y justicia alimentaria. Realidad y retos sobre los que me propongo escribir en mis próximos artículos.

Rigoberta  Menchú Tum
Premio Nobel de la Paz 1992

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