miércoles, 20 de abril de 2011

La Semana Santa por Rigoberta Menchú Tum


Articulo Siglo XXI: (Miércoles 20 de abril 2011)
Enlace a Siglo XXI: http://www.s21.com.gt/opinion/2011/04/20/semana-santa

La Semana Santa
Todo lo bueno construye valores de convivencia armoniosa y forma parte de la educación de una sociedad.

Con sus cantos, procesiones y tradiciones que se celebran desde hace más de dos mil años, llegó una vez más la Semana Santa en la que se conmemora y recuerda el dolor, muerte y resurrección de Cristo. Para los cristianos del mundo es un tiempo sagrado porque son días de oración, meditación, reflexión, arrepentimiento y perdón; en particular, los devotos católicos encuentran en estos días una ocasión especial para dar ejemplo, reafirmar la fe y renovar el compromiso con la Iglesia. Para otros, son días de descanso.

La Semana Santa nos motiva e inspira a fortalecer nuestra espiritualidad, conectarnos con las distintas fuentes de vida y nos hace revivir la fe, la armonía, la convivencia respetuosa y nos hace resurgir grandes recuerdos agradables, pese a muchas injusticias, violencia, inseguridad y sufrimiento que rodea nuestra vida cotidiana. Asimismo, para muchos la Semana Santa es solamente una oportunidad de tomar vacaciones y disfrutar con sus familias; es muy importante darle un contenido educativo más profundo y está en nuestras manos hacerlo.

Esperamos con mucha emoción el Awas Q’ij; en estas fechas es cuando se come los platos más solemnes cocinados por nuestras abuelas, abuelos, nuestros padres, y se da el mejor intercambio entre las familias de la comunidad. En muchas comunidades hasta ahora se busca con suficiente tiempo de anticipación el mejor panadero del pueblo para disfrutar el mejor pan; se cosecha la miel de abeja, y se prepara la miel de panela para compartirla y acercar a las familias, lo cual hace que la comunidad esté más unida. Nuestros padres nos transmitieron de generación en generación las mejores tradiciones de la Semana Santa y es muy valioso continuar haciéndolo con nuestros hijos; todo lo bueno construye valores de convivencia armoniosa y forma parte de la educación de una sociedad.

Estamos viviendo un tiempo de grandes sufrimientos, de incertidumbre y de desesperanza para la humanidad, por lo tanto debemos convertir la Semana Santa en un espacio profundamente íntimo para encontrarnos con nosotros mismos, con los seres que queremos, con nuestras familias, amigos y comunidades, independientemente de cómo practicamos nuestra espiritualidad, y lo importante es que nos demos la oportunidad de conectarnos profundamente con el Creador y Formador, para mejorar nuestras formas de vida, fortalecer el ser humano trascendental que somos, un ser solidario, responsable, sensible y de esa manera renovar nuestra fe en el futuro.

Los guatemaltecos y guatemaltecas estamos agobiados por la violencia, la confrontación, las grandes desigualdades, que a diario destruyen nuestras esperanzas y valores. Necesitamos reflexionar, evaluar, tomar nuestro tiempo para fortalecer nuestra salud espiritual, salud física y salir un poco de la rutina y qué mejor que aprovechar la Semana Santa para renovar nuestras energías y volver a empezar con entusiasmo, convicción y conciencia sobre el hecho de que lo más valioso que tenemos es nuestro propio futuro como individuos y como pueblos.

Aprovechemos la Semana Santa para renovar nuestras energías y volver a empezar con optimismo.

Rigoberta Menchú Tum
Premio Nobel de la Paz 1992

domingo, 10 de abril de 2011

MI AMIGA TIENE UN SUEÑO

Mi amiga Rigoberta

Mi amiga tiene un sueño mi amiga Rigoberta y no es la luna,
un sueño de violetas de tierra y alimentos y no es la luna.
Seguramente el viento me trajo su semilla por el mar,
dejándome en el cielo un canto de esperanza y libertad.
Mi amiga tiene un sueño como una lucecita por la noche.

Con hilo de azucena va cosiendo las penas de los pobres.
Con labios de manzana va repartiendo alas al corazón.
Derribando murallas con la fuerza callada del amor.
Dile nube que no está sola dile viento dile.lluvia que no está sola 
dile sueño ¡ay agua! ¡ay tierra! ¡ay luna! que me quemo.
Hablan las caracolas del mar y de las olas de la ausencia,
de lluvias que cayeron de niños que murieron por la selva,
que volverán un día con mil formas y cuerpos volverán.
Unos como bandera otros como pantera volverán,

con sueños vegetales las huellas digitales de la noche.
los templos de la luna llamando a la hermosura por su nombre.
Con su boca de fuego iluminando el cielo y el amor, 

la serpiente emplumada vendrá de madrugada como un dios.
Dile nube que no está sola dile viento dile lluvia
que no está sola dile sueño ¡ay agua! ¡ay-tierra! ¡ay luna! 
que me quemo ¡ay vida! que me muero.

martes, 5 de abril de 2011

Participación ciudadana y medio ambiente

La presente publicación, pretende ser una herramienta de trabajo. Una entre las muchas necesarias para “ganar la batalla por la vida” de la que Rigoberta Menchú nos habla en la presentación inicial.
Pretende ser una herramienta sencilla, manejable y útil para construir un mundo mejor y una comunidad más armoniosa con la naturaleza que hace valer sus derechos ambientales. La misma es financiada por el Programa de Cooperación Ambiental del CAFTA-DR: Programa de pequeñas donaciones para la participación pública, 2010.

lunes, 4 de abril de 2011

sábado, 2 de abril de 2011

"No hace falta derechos indígenas, hace falta respeto y oportunidades "


Jueves 31 Marzo 2011 - 16:44
Estas razones y propuestas las compartió la doctora Rigoberta Menchú Tum, Premio Nobel de la Paz en 1992, al dictar la conferencia “La lucha por los derechos indígenas” y al ser reconocida con el Premio de la Universidad Autonoma de Nuevo León,  Flama, Vida y Mujer 2011 en el marco del Día Internacional de la Mujer.
Desde hace varios siglos el sistema político y ancestral de los pueblos indígenas se ha puesto a prueba y siempre ha sobrevivido. Y es que si no fuese así, por lo menos en México, los indígenas serían sólo un recuerdo histórico como pasa en otros países de la región.

El error que ha cometido Occidente es pensar que puede hacer una legislación de los derechos indígenas fuera de la cosmovisión de ellos mismos. Las legislaciones en México u otros países de Centroamérica son avances suficientes. Sin embargo, el reto es dar un salto en el mejoramiento de su calidad de vida y de sus oportunidades.

¿Qué propuestas hay para mejorar esa relación con los pueblos ancestrales?, una vía podría ser un sistema político que realmente sea participativo, incluyente, complementario y con códigos de valores como el respeto mutuo y la tolerancia.

Estas razones y propuestas las compartió la doctora Rigoberta Menchú Tum, Premio Nobel de la Paz en 1992, al dictar la conferencia “La lucha por los derechos indígenas” y al ser reconocida con el Premio UANL Flama, Vida y Mujer 2011 en el marco del Día Internacional de la Mujer.Esto sucedió el 9 de marzo en el Aula Magna del Colegio Civil Centro Cultural Universitario.

La conferencia que impartió se inscribió dentro del quinto ciclo de conferencias “La historia de las mujeres por el derecho a la inclusión” que organiza el Centro de Información de Historia Regional-Hacienda San Pedro.

Previo a la charla y el reconocimiento, la doctora Menchú brindó una rueda de prensa en el ya casi centenario Hotel Ancira de Monterrey. Vistiendo indumentaria tradicional quiché-maya, la líder indígena dijo sentirse honrada por la invitación de la UANL a participar en el ciclo de conferencias.

“Hay países que su carta de presentación es decirme ––aquí los indígenas se terminaron hace muchísimos años pero la queremos mucho––, en ese sentido hay un éxito rotundo al demostrar que el sistema ancestral de los pueblos es sólido y ha aguantado todas las tempestades, es un brillo de esperanza”, comenzaría diciendo Menchú a la prensa.

Respecto al tema que impartiría en su conferencia la también Embajadora de la Buena Voluntad de la UNESCO subrayó que no vendría a decir nada nuevo pues la lucha de los pueblos indígenas no es algo nuevo pero sí algo que deberá replantearse.

Puntualizó que quizá hoy la discusión sea qué tanto se han compartido o materializado los preceptos de los derechos en la vida cotidiana de la gente si desde hace 30 años sabíamos que hay más pobreza en los pueblos indígenas que en los no indígenas.

Su postura es que si se hace una concientización de un tema es para resolverlo y no para hacer de ello una carrera política, una carrera académica o una carrera técnica pues se trata de personas, hombres, mujeres, niños, en fin, se trata de una civilización.

“Creo que la Universidad puede hacer mucho. ¿Qué tal hacer un programa de educación superior en el contexto multicultural? Hay muchos indígenas que ya terminaron la primaria, la secundaria o el nivel medio, superior, de posgrado y podrían ayudar en la educación de sus hermanos”, propuso.
Hablando de minorías y discriminación

Menchú Tum sabe que no todos los pueblos indígenas viven en el mismo contexto. Hoy día en su natal Guatemala la población de origen maya es de al rededor del 65 por ciento del total. Sin embargo, ellos, a diferencia de otros países de la región como México, no harían distinciones de tipo racial o social hacia las minorías no-indígenas.

“Estamos encarando todo un proceso de un municipalismo con identidad e inclusión. Nuestra promesa hacia la población no indígena es que jamás vamos a hacer un instituto, una secretaría o una ventanilla para no indígenas. Siendo mayoría vamos a hacer una participación integral y completa porque nos motiva el ser humano pleno.”

Para ella la discriminación se da por falta de voluntad política, por prejuicios o por ignorancia. La doctora relató que desde que salió de la Ciudad de México para venir a Monterrey fue interrogada en ambos aeropuertos sin haber dado algún motivo para ello.

“Un policía joven me dice que salga fuera de la fila, entonces le dije que era Premio Nobel de la Paz, y me contesta ––no, pero yo quiero revisarla–– y llego acá en Monterrey y lo mismo. Esto es grave porque el prejuicio pasa a ser una doctrina y un comportamiento de los cuerpos de seguridad”, acusó.
¿Más legislación indígena para qué?

Uno de los argumentos más interesantes en la charla de la doctora fue aquél donde consideró que no es posible legislar el sistema de los pueblos indígenas pues se tendría que legislar a partir de la cosmovisión indígena, no a partir de otra noción.

“Los abuelos siempre nos dijeron que no se nos ocurra escribir para vivir la cosmovisión, porque la cosmovisión no se escribe, se vive, es una práctica diaria. Para mí los derechos indígenas no es tanto legislar más, ya tenemos muchos derechos.”

Puso como ejemplo que si alguien revisa la legislación colombiana, guatemalteca, panameña o mexicana en materia de derechos indígenas ya existen avances. Para ella el reto es cómo dar un salto real a la calidad de vida de los pueblos indígenas fuera de “los programitas de capacitación” que considera racistas en tanto insinúan la incapacidad de los pueblos originarios.

“¿Qué es lo que tenemos que hacer? Volver a rescatar el código del profundo respeto mutuo. Si todos creamos una actitud de respeto vamos a poder sentirnos orgullosos de no haber exterminado a los pueblos indígenas por la fuerza sino de haber propiciado un sistema participativo y complementario en un sistema ancestral que reúna muchos códigos de valores”, expuso.

Para concluir agregó: “evaluemos qué se ha hecho en 30 años y démosle un premio a quien hizo algo sólido en ese tiempo y elevó el nivel de vida en un porcentaje de población.

“Yo sí creo muy importante dar un nuevo enfoque a la lucha de los pueblos indígenas, porque si no se da todo es un espejo. Ya me da mucha pena que hay poblaciones donde se empezó a discutir los derechos indígenas y las cosas están peor”, dijo.

 
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